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Canal Diocesano - Popular TV

Radio Santa María de Toledo "PAN DE VIDA"

Pueden escuchar el programa de radio "Pan de Vida" del Arzobispado de Toledo, España. Programa dedicado a fomentar la Adoración Eucaristica perpetua en la Diócesis de Toledo desde que se inició en el año 2005. Lo interesante de este programa es que durante la primera media hora son testimonios de personas que participan en la adoración y cómo les ha cambiado la vida. En la segunda parte D. Jesús, sacerdote y rector de la Capilla, aclara dudas que le surge a la gente, con sencillez y fiel a la doctrina. El Horario (ESPAÑA) Jueves 20 a 21 horas-- Viernes 1 a 2 horas-- Sábado 0 a 1 horas-- Domingo 9 a 10 horas

martes, 17 de noviembre de 2009

Por la Ley..


Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Jn 1,17

1 comentario:

  1. El mosquito...,
    y el camello

    Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César»: así objetaban a Pilatos los, aparentemente, defensores tanto de la Ley de Moisés, por la que rechazaban a Quien, precisamente, se identificaba con ella, como del emperador, a quien no tienen reparo alguno en halagar con mentira –no se olvide que era su más odiado enemigo– con tal de acabar con Quien se proclamaba sin ambages la Verdad misma.



    Aquella objeción a la ley divina y a la verdad es hoy, si cabe, más virulenta que entonces. Se objeta todo aquello que, en definitiva, ilumina y aviva la conciencia con la que todos los seres humanos hemos sido creados. Es decir, se objeta a la conciencia misma, con lo que hablar de objeción de conciencia se convierte a menudo en un grotesco sarcasmo, en un frívolo juego de palabras para ocultar el vacío de un hombre zarandeado por las pasiones egoistas, manejadas por los intereses inconfesables del poder que han suplantado a la conciencia.
    «Un ojo necesitado de luz»: así definía el Papa Pablo VI la conciencia, reconociendo esa verdad elemental de la radical dependencia de quienes no nos damos la vida a nosotros mismos. Es Otro el que nos da la vida, y es Otro el que la ilumina y la mantiene, creando de este modo la grandeza de la libertad. Porque, ¿acaso puede ser libre un ojo sin luz? Desprendidos de las Manos que nos sostienen y nos guían, lejos de ser libres, quedamos en la más completa orfandad, es decir, a merced de cualquier viento de opinión sin garantía alguna de verdad, y como dice la advertencia del profeta Isaías, recogida con toda oportunidad en el reciente documento de nuestros obispos Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias, «¡Ay de los que al mal llaman bien, y al bien llaman mal; que de la luz hacen tinieblas, y de las tinieblas luz!» Se cae de este modo en esa terrible esquizofrenia, hoy cultura dominante en el mundo, por la que el poder, por ejemplo, al profesional de la Medicina le pone objeciones, precisamente, a que ejerza su profesión, obligándole a ser objetor en lugar de médico.
    Los ejemplos podrían multiplicarse indefinidamente. Baste recordar, como muy expresivo resumen, las palabras del mismo Cristo a sus objetores escribas y fariseos de entonces, no peores desde luego que los de ahora: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe!» Como bien ha dicho don Antonio Arcones en la III Jornada de objeción de conciencia en el ejercicio profesional, celebrada en Cataluña, el recurso a la objeción de conciencia «supone el reconocimiento de un fracaso de la comunidad»; resulta ser «una institución por la cual el Estado moderno acepta que algunos ciudadanos escapen a su injusticia…; presupone que, de algún modo, la comunidad política no puede remitirse a ninguna moral objetiva». En definitiva, una sociedad sin justicia, sin misericordia y sin fe, es decir, de espaldas a la verdad del hombre y a la verdad de las cosas, ¿cómo no va a estar llena de violencia de todo tipo? Si las leyes de nuestros civilizados Parlamentos no dieran la espalda a la de Dios, a la verdad que nos hace libres, no sólo no habría necesidad de recurrir a objeción de conciencia alguna, sino que habría en su lugar esa luz que permite vivir una vida humana a la altura de su sagrada dignidad, sin caer en el hoyo del sin sentido y del absurdo, por mucho que se quiera tapar con las luces virtuales –en definitiva, hojarasca– de una propaganda cada vez más indigna y soez. Habría, ciertamente, esa luz que nos permite no tener que oir las palabras que, a continuación de las citadas, dirigió Jesús a sus objetores: «Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello».

    alfayomega (fj)

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