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Canal Diocesano - Popular TV

Radio Santa María de Toledo "PAN DE VIDA"

Pueden escuchar el programa de radio "Pan de Vida" del Arzobispado de Toledo, España. Programa dedicado a fomentar la Adoración Eucaristica perpetua en la Diócesis de Toledo desde que se inició en el año 2005. Lo interesante de este programa es que durante la primera media hora son testimonios de personas que participan en la adoración y cómo les ha cambiado la vida. En la segunda parte D. Jesús, sacerdote y rector de la Capilla, aclara dudas que le surge a la gente, con sencillez y fiel a la doctrina. El Horario (ESPAÑA) Jueves 20 a 21 horas-- Viernes 1 a 2 horas-- Sábado 0 a 1 horas-- Domingo 9 a 10 horas

miércoles, 9 de junio de 2010

“LA EUCARISTÍA FUERZA DE LA EVANGELIZACÍON ”


El evangelista Juan, nos dice que Cristo es luz de vida, y pan de vida, es el pan de Dios, que baja del cielo y da vida al mundo (Jn 6,33).

El milagro de la multiplicación de los panes narrado en los cuatro evangelios tiene una múltiple referencia: Cristológica, Eucarística y Eclesial.

En la primera parte Juan nos presenta a la persona de Jesús como el verdadero don de Dios (Jn 6,30-47), como el pan de vida (Jn 6,35). Comerle es venir a Él, creer en Él. La fe es don del Padre y escucha del Padre (Jn 6,37-46), es ver al Hijo y acogerle (Jn 6,39).

En la segunda parte del discurso (Jn 6,48-59) nos introduce en el misterio de la eucaristía como fuente de la vida del mundo (Jn 6,51). La Eucaristía es la concentración y culminación del misterio de Cristo, de su encarnación y de su sacrificio. Es su entrega por la vida del mundo, es comida y bebida sacramental, es prenda de vida eterna (Jn 6,54). Es la fuente de comunión divina (Jn 6,56-57).

La vida de la comunidad cristiana surgida con la venida del Espíritu en pentecostés, nos revela que la eucaristía es como el sol del que vive la Iglesia primitiva, y que la fuerza evangelizadora que llevaría el mensaje de Cristo hasta los confines del mundo (Hech 1,8) tiene su secreto en la Eucaristía.

La Eucaristía es la acción sacramental central del tiempo de la Iglesia, por la que se continúa y actualiza la salvación realizada por Cristo de una vez para siempre, a través de una presencia sacramental, real y privilegiada del mismo Cristo, muerto y resucitado, autor y realizador permanente de la misma salvación mediante la acción del Espíritu Santo. La Eucaristía no es algo, es alguien; no es sólo el efecto o la obra salvadora de Cristo, es el mismo Cristo Salvador, salvando, desde la integridad de su misterio, su vida y su misión. Esto nos lleva a afirmar que Cristo, que fue evangelizador y contenido de la evangelización en su vida terrena, sigue siéndolo también en su presencia y acción sacramental por la Eucaristía. En la Eucaristía, Cristo glorioso nos invita a recorrer con Él el camino, como hiciera un día con los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35), a escuchar de él la explicación de la Palabra y a creer por él en el poder salvador de Dios. El resucitado vuelve a hacer un verdadero anuncio sacramental de evangelización, por la Iglesia, en la asamblea reunida: “Pues cada vez que coméis este pan y bebéis este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga” (1Cor 11,26).
Existe, pues, un nexo íntimo entre Cristo evangelizador, la Iglesia evangelizadora, y la Eucaristía como signo de evangelización cumplida y de una tarea por cumplir. La Eucaristía es el sacramento por excelencia, en el que se expresa y realiza la misión evangelizadora de la Iglesia.

La riqueza del contenido evangelizador de la eucaristía necesita desplegarse de diversas formas y por distintos medios, entre los que destacan la palabra, los sacramentos y el testimonio de caridad. Todos estos medios se correlacionan, se complementan y se remiten mutuamente. Toda evangelización verdadera debe ser sacramental y debe implicar una orientación hacia el sacramento. Y toda celebración sacramental auténtica ha de ser evangelizadora y ha de impulsar la tarea de evangelización.

Todos los sacramentos, pero sobre todo la eucaristía, deben ser objeto de la evangelización, de modo que puedan integrarse adecuadamente en el contenido de la fe, en la celebración del misterio y en la praxis de la vida.
Fr. Aldo Tórrez Roca, OP

1 comentario:

  1. “El sacerdote, llamado a la nueva evangelización”
    Homilía del cardenal Cláudio Hummes en la clausura del Año Sacerdotal
    CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Este Año Sacerdotal quiere ser una ocasión para renovar en los sacerdotes la conciencia de su misión evangelizadora, afirmó el cardenal Cláudio Hummes, prefecto de la Congregación para el Clero, en la homilía de la Misa con la que iniciaron hoy los actos de clausura de este Año, en la Basílica de San Juan de Letrán.
    “El gran objetivo del Año Sacerdotal ha sido renovar en cada presbítero la conciencia y la actuación concreta de su verdadera identidad sacerdotal y de su específica espiritualidad con el fin de continuar de nuevo la misión en forma renovada”, afirmó el purpurado.
    Ante los miles de presbíteros procedentes de todo el mundo y llegados a Roma para el Encuentro Internacional de la clausura, el cardenal Hummes afirmó la urgencia “de la misión ad gentes y la nueva evangelización misionera en las tierras ya evangelizadas”.
    “Esto significa que es urgente levantarse e ir en misión. Es esto que el Espíritu Santo, en este encuentro internacional, quiere renovar en todos nosotros”, explicó.
    “Debemos ser muy conscientes de la actual urgencia misionera. Sintámonos una vez más convocados por el Señor y enviados. Es necesario que nos levantemos y que vayamos en misión por todos los lugares”.
    Por un lado, la “descristianización de los países de antigua evangelización”, por otro, “la nueva evangelización, que muchas veces deberá ser una verdadera primera evangelización, más allá del primer anuncio de Jesucristo en los países y en los ambientes en sentido estricto llamados tierras y ámbitos de misión ad gentes”.
    El prefecto de la Congregación para el Clero recordó que “los medios para vivir y actuar su vocación y su misión, el presbítero los encuentra, sobre todo, en la Palabra de Dios, en la Eucaristía y en la oración”.
    “El contacto diario con la Palabra de Dios, en particular, en la forma de la lectio divina y del estudio de la teología es indispensable para profundizar su adhesión a Jesucristo y alimentar el contenido de su evangelización”.
    A su vez, la Eucaristía “es centro y culmen de la vida de la Iglesia y, de esta manera, de la vida del presbítero”.
    Todo el ministerio del presbítero “está ordenado a la Eucaristía y parte de la Eucaristía para la misión. La misión busca de llevar nuevos discípulos a la mesa del Señor y de la mesa eucarística los discípulos parten de nuevo para la misión”, concluyó.

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